miércoles, 27 de junio de 2012

Virus y bacterias en las piscinas

¡Bienvenidos al rinconcito de mi alma!

En este artículo vamos a hablar de las piscinas y sus riesgos,
ya que se acerca el veranito.

Virus y bacterias en las piscinas

Virus y bacterias en las piscinas


Darte un baño en la piscina es todo un regalo cuando empiezan a subir las temperaturas. Si estás trabajando, posiblemente el momento de zambullirte en el agua sea el más esperado del día. Si tienes la suerte de disfrutar ya de tus vacaciones, una jornada piscinera es un plan de lo más apetecible. Pero, a pesar de ser una vía perfecta para combatir el calor, los baños en la piscina conllevan riesgos que conviene tener en cuenta.

Como todos los recintos donde confluye mucha gente, las piscinas contienen un gran número de microorganismos contaminantes. Virus, bacterias y hongos se encuentran no sólo en el agua sino en otras zonas, y, por ello, hay que extremar las precauciones para que no acabe afectando al sistema inmunitario.

Además, el agua es un caldo de cultivo donde proliferan estos agentes que pueden causar infecciones y enfermedades, como la otitis, la conjuntivitis o el pie de atleta.
Riesgos-Virus y bacterias en las piscinas

Con el objeto de evitar riesgos para la salud, el agua del baño es tratada mediante distintas técnicas, pero aun así, en ocasiones no es suficiente. En la calidad del agua intervienen distintos factores:
  • La higiene y el número de bañistas. Los usuarios de la piscina “aportan” gérmenes que quedan en el agua. Por eso se exigen la ducha antes de bañarse. Si el aforo es demasiado extenso y hay muchas personas bañándose a la vez, es muy probable que los productos higienizantes no den abasto.
  • La temperatura del agua. Cuanto más elevada sea, más fácil lo tienen los agentes patógenos para reproducirse. Por eso, alégrate cuando el agua esté fresquita, porque, al menos, será más sana.
  • La limpieza del “vaso”. Se denomina “vaso” a la estructura que contiene el agua. Hay muchos materiales para revestirlo y no todos resultan igual de fáciles de limpiar. Las superficies que no son lisas tienen más recovecos donde puede quedar acumulada la suciedad. Además, la depuradora, los filtros y demás elementos han de estar en perfecto estado para hacer su función de forma adecuada.
  • Otros agentes. Insectos, tierra, hojas y otros elementos ajenos al agua, pero que pueden caer en ella, actúan también como agentes contaminantes.
Entonces, ¿hay que renunciar a las piscinas? ¡En absoluto! Pero es necesario seguir una serie de consejos para protegerte de sus riesgos.
PREVENIR LA OTITIS DE LA PISCINA
La otitis externa , también denominada oído de nadador, es una infección bacteriana que afecta a la parte externa del oído. Puede aparecer varios días después de haber estado en contacto con el agua de la piscina.
Se produce cuando quedan restos de agua en el canal auditivo durante un periodo largo de tiempo, lo que favorece la proliferación de gérmenes.

La otitis externa no se transmite de persona a persona, pero es muy frecuente que haya recaídas en el mismo afectado, muchas veces niños, pues tiene mucho que ver con hábitos incorrectos que pueden ser fácilmente subsanables.
Otitis-Virus y bacterias en las piscinas

Síntomas de la otitis externa
La otitis externa tiene los siguientes síntomas:
  • Dolor cuando se ejerce presión en la oreja.
  • Molestia en el oído afectado.
  • Enrojecimiento e inflamación.
  • Posible secreción de pus (en infecciones más fuertes).
Prevenir la otitis externa
Hay una serie de medidas que pueden aplicarse para prevenir la otitis externa:
  • Secar bien los oídos con una toalla al salir del agua.
  • Si quedan restos de agua, inclinar la cabeza hacia los lados hasta que no haya sensación de líquido en el conducto auditivo.
  • Utilizar tapones específicos para los oídos si las otitis son muy recurrentes.
  • En la limpieza habitual de las orejas, no retirar el cerumen (que actúa como protector) ni utilizar bastoncillos, que pueden provocar erosiones sobre la piel y facilitar así la infección.

LA CONJUNTIVITIS EN LA PISCINA 

Durante el verano proliferan dos tipos de conjuntivitis: las irritativas y las bacterianas. La conjuntivitis irritativa se produce por el contacto con el cloro o con cualquier otra sustancia irritante que se utilice como tratamiento higienizador para el agua de la piscina. Pero la conjuntivitis irritativa también puede contraerse en la playa, cuando el agua tiene mucha concentración de sal o si la persona se expone al sol o al viento de forma excesiva.

Por su parte, la conjuntivitis bacteriana puede estar provocada por microorganismos infecciosos del agua que penetran en la conjuntiva, una membrana que recubre el ojo con el fin de protegerlo de los agentes externos, pero que no siempre resulta suficiente.

Uno de los aspectos que más influye a la hora de contraer conjuntivitis en verano es el uso de lentes de contacto. Lo ideal es quitárselas antes del baño, pero si no se hace así, conviene ponerse gafas de bucear para evitar en la playa y en la piscina afecciones como la conjuntivitis, además de otras como la queratitis.
Conjuntivitis-Virus y bacterias en las piscinas

Síntomas de la conjuntivitis de la piscina Entre los síntomas de la conjuntivitis de la piscina están:
  • Ojos rojos.
  • Lagrimeo.
  • Fotofobia (sensibilidad a la luz).
  • Sensación de tener un cuerpo extraño dentro.
  • Escozor.
Prevenir la conjuntivitis de la piscina
Para prevenir la conjuntivitis de la piscina conviene:
  • Extremar las medidas higiénicas y procurar bañarse únicamente en aguas que cumplan todas las garantías.
  • En el caso de conjuntivitis irritativas por elementos químicos depurativos, optar por recintos donde el agua haya sido tratada mediante otros métodos, como la ionización.
  • No compartir la toalla con nadie. Utilizar distintas toallas para estar sentada fuera del agua y para secarse.
  • Evitar el baño si ya se tiene conjuntivitis para no contagiar a los demás, pues se transmite con mucha facilidad.
  • Utilizar gafas de natación y gafas de sol homologadas con protección para rayos UV.

EL PIE DE ATLETA

El pie de atleta (tinea pedís) es una infección muy frecuente durante la época estival causada por el hongo de la tiña. Aunque su nombre parece remitirnos a una afección propia de deportistas, lo cierto es que una de cada cuatro personas la sufrirá en algún momento de su vida, aunque se da más entre los hombres.

La piscina es uno de los lugares donde más contagios de pie de atleta se producen. Especialmente en el agua estancada fuera del vaso principal, por ejemplo, alrededor de las duchas o en los accesos, pues el calor hace que proliferen los agentes patógenos.

Además, si la persona está inmunodeprimida o padece alguna otra enfermedad en la piel, tiene más riesgo de contagiarse con este hongo.

Síntomas del pie de atleta. Para reconocer si te has contagiado de pie de atleta, fíjate en los siguientes síntomas:
  • Dificultad para apoyar bien el pie.
  • Piel con apariencia escamosa entre los dedos de los pies.
  • Dolor o picor.
  • Mal olor de pies.
  • Inflamación.
 
Pie de atleta-Virus y bacterias en las piscinas

Cómo evitar el pie de atleta
Para protegerse frente a esta infección tan contagiosa hay que seguir las siguientes pautas:
  • No pisar en zonas donde el agua esté estancada.
  • Utilizar siempre zapatillas de goma en el recinto de la piscina y en las duchas y aseos de la misma.
  • Llevar zapatos de material transpirable en verano y, si es posible, cambiar de modelo cada día.
  • Cuidar bien las rozaduras y las heridas en los pies para que no se conviertan en la puerta de entrada de la infección.
  • Secarse muy bien los pies tras cada baño, sin dejar ninguna zona con humedad.

EVITAR LA CISTITIS 

Bañarse en agua dulce aumenta el riesgo de padecer cistitis, una infección urinaria muy molesta que aumenta también su incidencia en verano.

Aunque también afecta a los hombres, la cistitis se da con mayor frecuencia entre las mujeres, en parte por su estructura anatómica, ya que la uretra (el conducto por donde la orina sale al exterior) es más corta.

Si la cistitis no se trata adecuadamente, puede complicarse con una infección de riñón, que comporta más riesgos para la salud.


Síntomas de la cistitis
Para reconocer la cistitis hay que fijarse en los siguientes síntomas:
  • Dolor o escozor al orinar.
  • Necesidad de ir al baño con mucha frecuencia.
  • Imposibilidad de orinar más que unas pocas gotas.
  • Fiebre no muy alta.
  • Orina turbia y/o con mal olor.
  • Contracciones abdominales, tipo calambres.
 
La cistitis es el proceso inflamatorio de la mucosa de la vejiga.
Prevenir la cistitis
Para evitar la cistitis, conviene seguir una serie de pautas:
  • Orinar después de bañarse en la piscina para expulsar el agua que pudiera haberse quedado en el interior.
  • Ir al baño con frecuencia, cada dos o tres horas como máximo, porque las bacterias se reproducen con mucha más facilidad cuando la orina es retenida.
  • Cambiarse el traje de baño siempre que esté mojado.
  • Tomar como mínimo un litro y medio de agua al día para ayudar a eliminar los agentes patógenos causantes de la cistitis.
Espero que os haya parecido interesante, a la vez que útil... este artículo

Un abrazo
Rosa Macías

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