sábado, 28 de julio de 2012

El ladrillo

¡Bienvenidos al rinconcito de mi alma!

Os dejo una historia que invita a la reflexión...

El ladrillo

Un joven y exitoso ejecutivo paseaba a toda velocidad sin ninguna precaución por la parte vieja de su ciudad, en su nuevo Porsche.

De repente, sintió un estruendoso golpe en la puerta, se detuvo y al bajarse, vió que un ladrillo le había estropeado la pintura, carrocería y vidrio de la puerta de su lujoso coche. 

Se subió nuevamente, pero esta vez lleno de enojo, dió un brusco giro de 180 grados, y regresó a toda velocidad al lugar donde vió salir el ladrillo que acababa de desgraciar su nuevo coche.

Un simple ladrillo sirvió para llamar su atención
Salió del coche de un brinco, y agarró por los brazos a un chiquillo, y empujándolo hacia su coche le gritó, "¿Qué rayos fue eso?  ¿Quién eres tu?  ¿Qué crees que haces con mi auto?".

Enfurecido, casi echando humo por la nariz y las orejas, continúo gritándole al chiquillo, "Es un coche nuevo, y ese ladrillo que lanzaste va a costarte muy caro.  ¿Por qué hiciste eso?"  

Reconozco que es impresionante, pero no es más que un objeto material...no todo se compra con dinero

- "Lo siento mucho señor.  No sé qué hacer", suplico el chiquillo.  "Le lance el ladrillo porque nadie se detenía".  Las lágrimas bajaban por sus mejillas hasta el suelo, mientras señalaba cerca de donde estaba el coche estacionado.
- "Es mi hermano", le dijo.  "Se descarriló su silla de ruedas y se cayó al suelo y no puedo levantarlo".  Sollozando, el chiquillo le preguntó al ejecutivo, "Puede usted, por favor, ayudarme a sentarlo en su silla?  Está golpeado y pesa mucho para mi solito.  Soy muy pequeño".

Las puras lágrimas no salen de los ojos, sino del alma

Visiblemente impactado por las palabras del chiquillo, el ejecutivo se tragó el grueso nudo que se le formó en su garganta.
Indescriptiblemente emocionado por lo que acababa de pasarle, levantó al joven del suelo, lo sentó nuevamente en su silla y sacó su pañuelo de seda para limpiar un poco las heridas del hermano de aquel chiquillo tan especial.

Después de verificar que se encontraba bien, miró al chiquillo, y éste le dió las gracias con una gran sonrisa indescriptible.  "Dios lo bendiga señor, y muchas gracias", le dijo.  El hombre vió como se alejaba el chiquillo empujando trabajosamente la pesada silla de ruedas de su hermano, hasta llegar a su humilde casita.
La felicidad en sus caras les hace grandes, aún siendo tan pequeños
El ejecutivo no arregló la puerta de su coche, manteniendo la hendidura que le hizo el ladrillazo, para recordarle que no debe ir por la vida tan distraído y tan deprisa ...porque alguien puede lanzarle de nuevo un ladrillo, para que preste atención.

La vida nos avisa susurrándonos en el alma, pero hay veces que tiene que lanzarnos un ladrillo... a ver si le prestamos atención.


Por favor no esperemos ese ladrillazo, abramos los ojos del alma y no dejemos la vida pasar como si no tuviese importancia, porque cada dia y experiencia, cuenta.

Alguién de nuestro alrededor quizás no se atreva a tirarnos un ladrillazo, pero igual nos necesita con todo su corazón! 

¿Escucharás el susurro o necesitarás un ladrillazo? 


Un abrazo
Rosa Macías