Demasiadas veces nos hemos sentido heridos y cómo duele, verdad? Pero...y todas aquellas heridas que nosotros mismos nos creamos en silencio, en el interior de nuestra alma?
Aquellas veces que...
hemos juzgado a otras personas por su aparencia física, desconociendo cómo eran realmente.
hemos juzgado a otras personas por su aparencia física, desconociendo cómo eran realmente.
Aquellas veces que...
antes de realizar alguna cosa, nos hemos dicho para nuestros adentros: "no puedo" y ni siquiera lo intentamos.
Aquellas veces que...
por un enfado sin verdadera importancia, se nos han escapado palabras hirientes a aquellos que amamos.
Aquellas veces que...
una persona importante desaparece de nuestras vidas y nos quedamos con la sensación de no haber dicho y hecho, todo aquello que sentíamos.
Aquellas veces que...
por un obstáculo determinado nos hemos caído y no pedimos ayuda por nuestro propio orgullo.
Aquellas veces que...
hemos sido infieles a nosotros mismos haciéndo algo que considerábamos injusto e inadecuado.
Aquellas veces que...
y
aquellas veces que...
y
aquellas veces que...
y
aquellas veces que...
Todos tenemos en nuestras vidas más de una "aquellas veces que"... y no ocurre nada, son experiencias necesarias para ir enriqueciendo nuestra alma y su esencia.
Ayyy "nuestra esencia", parece que hablamos de una fragancia...
como la colonia que usábamos de peques,
como el aroma del café por la mañana,
el olor inconfundible del mar,
el de la hierba recién cortada,
el de la piel de nuestros bebés,
el de nuestra pareja,
el de la tierra cuando llueve,
el de una flor en primavera,
Y el perfume de nuestra alma?
por un obstáculo determinado nos hemos caído y no pedimos ayuda por nuestro propio orgullo.
Aquellas veces que...
hemos sido infieles a nosotros mismos haciéndo algo que considerábamos injusto e inadecuado.
Aquellas veces que...
y
aquellas veces que...
y
aquellas veces que...
y
aquellas veces que...
Todos tenemos en nuestras vidas más de una "aquellas veces que"... y no ocurre nada, son experiencias necesarias para ir enriqueciendo nuestra alma y su esencia.
Ayyy "nuestra esencia", parece que hablamos de una fragancia...
como la colonia que usábamos de peques,
como el aroma del café por la mañana,
el olor inconfundible del mar,
el de la hierba recién cortada,
el de la piel de nuestros bebés,
el de nuestra pareja,
el de la tierra cuando llueve,
el de una flor en primavera,
Y el perfume de nuestra alma?
Deberíamos empezar desde cero... eligiendo una buena tierra
y sembrar "nuestra esencia" con sumo cuidado.
Regarla con agua pura de manantial hasta que su sed quede saciada,
Brindarle calidez con los rayos de un sol adecuado,
Abonarla con el sustrato más enriquecido posible
y observar...
como crece regalándonos un perfume inigualable.
Luchemos sin miedos y aún teniéndolos... enfrentándolos...los superaremos.
Como dice el refrán: "Palo que no mata, fortalece".
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